
Cada vez es más frecuente escuchar hablar sobre un tipo de pintura distinta: la pintura al horno. Es fácil adivinar que se usará un horno para el secado de las piezas industriales que se sometan a este proceso, pero ¿qué cosas importantes debemos conocer sobre la pintura al horno? Te contamos todo lo que debes saber al respecto del tema que nos ocupa.
La pintura al horno está en estado polvoroso en el momento de la aplicación. Consiste en una mezcla homogénea de resinas, pigmentos y otras partículas finas de minerales. Se requiere de una máquina de pintura en polvo que mezcla la pintura con aire al cargarla de forma eléctrica. De esta forma, cada partícula de pintura es atraída a la superficie susceptible de ser pintada.
Una vez se ha concluido este procedimiento, las piezas se introducen en el horno. Por lo general, como mínimo el horno debe estar a una temperatura de 150 ºC. Con el calor la pintura al horno va endureciéndose progresivamente. Así, al acabar su ciclo, el acabado presente propiedades de alta resistencia y dureza.
Este tipo de proceso se puede aplicar a diferentes clases de material, pero generalmente se trata de superficies metálicas o plásticas. Hay que tener en cuenta que no todos los materiales resisten las temperaturas necesarias para que la fase de pintura se realice de forma óptima.
Los aspectos positivos de la pintura al horno son sus características físicas mejores a las pinturas de siempre así como lo respetuosas que son con el medioambiente. Afirmamos esto porque se puede recuperar toda la pintura que no se aproveche y no hay desperdicios.
En Bonet Grup ofrecemos servicios de pintura al horno así como otros muchos tipos de aplicación de pintura.
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