La diferencia más notable entre la pintura en polvo y la líquida es su presentación. Aunque estamos más acostumbrados a tratar con la pintura líquida ya que es la más común en el mercado, la pintura en polvo cada vez está ganando más adeptos. A continuación, detallaremos más en profundidad cada tipo de pigmentación.
La pintura líquida como se mencionaba al inicio de este artículo, es la más utilizada tanto entre particulares como profesionales. Se caracteriza por ser un producto fluido que al aplicarse en una superficie en finas capas, se transforma en una capa sólida de manera que crea una capa que no solo recubre, también protege y al mismo tiempo decora, por eso es de las más utilizadas a nivel amateur.
La principal ventaja de este producto es que se puede aplicar sobre cualquier superficie. Además, se le puede aplicar un acabado adicional a las piezas, como por ejemplo una capa de imprimación para fijar bien la pintura, crear efectos como el tipo óxido o forja muy utilizados en decoración de balcones, y otros como tratamientos anticorrosivos.
La pintura en polvo está ganando cada vez más adeptos para los trabajos industriales, ya que deja un acabado perfectamente brillante, y también se utiliza como pintura de revestimiento para corrosión, ralladuras y oxidación. Es una pintura versátil y muy limpia, ya que se aplica de manera electrostática de manera que no genera contaminantes al medio ambiente, a diferencia de otras pinturas como la de aerosol. Además, se puede reutilizar la pintura sobrante.
La podemos utilizar en multitud de sectores, des de juguetes a electrodomésticos, aunque su principal uso es en el sector del automóvil y las bicicletas, gracias a su perfecto acabado y a su resistencia a las inclemencias del tiempo y de los golpes.
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